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El CEO condenado al fracaso

Nunca le diga a la gente cómo hacer las cosas, dígales qué hay que hacer y lo sorprenderán" — General George Patton – Ejército de los EEUU

Qué temerario y absurdo es pensar que como CEO’s controlamos cada cosa que sucede en la organización ¿Cuánto tiempo al día necesitaríamos para hacerlo? Y más qué eso ¿Cuánto valor generamos o dejamos de generar para la empresa al buscar que esto ocurra? Si bien el control es un elemento fundamental de la labor directiva, es importante distinguir ¿Qué debemos controlar y cómo debemos hacerlo? ¿Es este el rol fundamental del CEO? ¿Entonces cómo aseguramos que las decisiones a nivel estratégico se ejecutan y se implementan en la organización? La principal responsabilidad del CEO está entonces en definir la estrategia, asegurar la implementación del modelo de negocio, garantizar que las personas correctas ocupan las posiciones clave y finalmente dirigir y supervisar la ejecución a través de su equipo. El CEO debería entonces, en forma regular, dedicar cierto tiempo a realizar definiciones fundamentales a nivel estrategia y política de empresa que definan la cultura de la organización y la manera en que va a ejercer la función de control en la organización; lo cual está muy lejos de ser parte de la operación o convertirse en un eslabón de micro control que solamente entorpece la labor de los responsables en la operación del negocio. Si esto no está sucediendo, es necesario poner de inmediato atención a los siguientes:

  1. ¿Tengo el equipo adecuado para operar la compañía? Primer elemento de control y responsabilidad fundamental del CEO, asegurar que tenemos a las personas correctas en el lugar correcto. Garantizar que el equipo cuenta con las capacidades necesarias para implementar la visión establecida por el CEO nos facilitará en gran medida el camino al éxito. No olvidar que es responsabilidad del CEO desarrollar a su primer equipo y retroalimentarlo permanentemente acerca de su desempeño, en la medida que esto suceda, se acercarán más al resultado ideal.

  2. ¿He comunicado correctamente la estrategia, los valores y las expectativas de desempeño? Entendiendo la comunicación como el proceso en el cual inspiramos, contagiamos, convencemos y comprometemos al equipo con la visión, misión, el modelo de negocio y los objetivos a alcanzar. El verdadero sentido del liderazgo se establece desde ahí, en el momento en el que el CEO es capaz de transmitir el sueño, transformándolo en objetivos específicos e indicadores duros que servirán como herramienta de control.

  3. ¿Estoy premiando los comportamientos adecuados? La inspiración, no es suficiente. Nuestros equipos se comportarán en línea con aquello que estamos premiando, lo cual además representa una clara señal de lo que nos interesa como organización. Definir un esquema de remuneración claro y alineado a los factores críticos de negocio es otra herramienta de control que permite al CEO enfocarse en lo importante y permitir que su equipo haga aquello para lo cual fue contratado. Desarrolla incentivos ligados al salario emocional, los resultados siempre serán más acertados cuando premiamos las conductas esperadas que estableciendo castigos cuando las cosas no salen como esperábamos y más aún cuando nunca dimos un marco de referencia claro y adecuado. Tolera los errores, no el fracaso, todo error debe ser acompañado de aprendizaje y de compromisos claros de mejora que te acerquen al objetivo esperado.

  4. ¿Estoy estableciendo claramente las prioridades de la empresa? Dedicar demasiado tiempo a la supervisión y ejecución de la operación puede ser un síntoma de que estamos dejar de hacer algo importante. El CEO debe enfocarse en resolver los grandes problemas de la empresa, en establecer relaciones productivas con sus partes y los stake holders que se traduzcan en crecimiento y desarrollo del negocio. Michael Porter dice que “La operación debe darse por descontada”, la generación de valor, la diferenciación y las ventajas competitivas no están ahí. Dedica tiempo a relacionarte, a entender el mercado, a desarrollar nuevas maneras de competir, formas de hacer a la organización única y diferente, genera nexos de confianza con proveedores clave, clientes, inversionistas y escucha de tu equipo todo aquel proyecto o iniciativa alineado a la visión del negocio.

  5. ¿Estoy en donde quiero estar? Finalmente, es válido reflexionar acerca de la posición que hoy ocupamos en la organización, el éxito profesional no se mide con relación al nivel que ocupo en la compañía, sino en el ocupar una posición que nos permite aportar valor por encima de las expectativas de la compañía y ser valorado en consecuencia. Reconocer que nuestras capacidades están en la operación siempre será una posición honesta y que nos alejará de la frustración permanente. Somos imagen pública en la empresa, el comportamiento de nuestros colaboradores será el reflejo de los nuestros.

Sin importar el tamaño del negocio, los roles fundamentales del CEO son intransferibles e irrenunciables; el CEO condenado al fracaso es aquel que de manera consciente o inconsciente se ha olvidado de estos fundamentos, que ha perdido el foco de la dirección y se ha ido por el camino fácil de ser parte de la operación o del control excesivo ¿Qué camino quieres seguir?

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